Un hombre a caballo, un lazo doble, dos corazones, un sólo pensamiento. El animal, dueño de sus facultades, ágil, fiero, libre, unido al ser humano y formando con él una única entidad, debe seguir siendo libre, fiero y ágil, siempre dueño de sus facultades. Esta larga y paciente educación recíproca, en que pronto es imposible distinguir el alumno del profesor. .
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